En horas tristes de dolor Fuiste mi amparo, gran Señor Todo aquel que en Ti creerá Aunque esté muerto, vivirá Clamé a Ti en mi ansiedad, convalecí de enfermedad Porque tu Brazo de Poder restituyó mi triste ser. Por valle oscuro al cruzar Mi senda hubiste iluminar Si abandonado me encontré Mi fiel vanguardia el Señor fue Con su Bandera Él me cubrió; mis enemigos ahuyentó Mi sed ardiente hubo calmar y mis heridas cicatrizar. Ungiste el lecho del dolor Jesús, mi buen Consolador Aunque en el mundo y sin hogar Mas el Señor me ha de auxiliar En negra noche y tempestad todo lo calma con claridad La copa amarga como hiel, la torna dulce cual la miel. | En fuerte, recio vendaval En densa noche colosal En la audaz persecución En todo es Dios mi Protector Mi honra es a Él servir y mi promesa fiel cumplir Pues mis gemidos y lágrimas serán cambiados en un cantar.
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